La
tecnología de la información y los sistemas de información dan lugar a nuevos
aspectos éticos tanto para los individuos como para las sociedades porque crean
oportunidades para un cambio social intenso y por consiguiente amenazan las
distribuciones existentes de poder, dinero, derechos y obligaciones.
Las
dificultades éticas particulares del comercio electrónico normalmente giran
alrededor de tres cuestiones: la intimidad o privacidad y la identidad, ambas
referidas al comprador, y la no - refutabilidad de la transacción. Sin embargo,
pienso que habría que introducir una cuarta cuestión, la de “allanamientos,
intrusiones, entradas abusivas o no autorizadas” en los equipos informáticos,
páginas web, buzones electrónicos, etc. Quizá la palabra inglesa “hacking”, en
su reciente acepción de lograr algo en principio difícil con gran facilidad,
burlando el sistema de protección o defensa, sea la que mejor capte el
concepto.
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Es
decir, por principio y a priori, no se puede prohibir la entrada a cualquiera;
de otra forma se correría el riesgo de caer en una discriminación ilegal, si
no, al menos, abusiva. O sea, por el hecho de entrar en una página web o en un
buzón electrónico, no se atenta contra la intimidad del propietario; pero una
vez allí, pueden realizarse actividades inapropiadas.
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